Un Alma Gemela: Una Invaluable Amistad

Entre las paginas de mi historia Celia, tu ocupas un lugar especial. Desde que empezamos a quedar juntos, he hecho cosas que nunca pensaba que haría o que viviría. Tu apoyo incondicional ha sido un soporte hacia mi que me ha suplementado seguridad y confianza. 

A día de hoy, tu presencia en mi vida es un regalo que atesoro con gratitud. Aunque el destino nos lleve  por caminos diferentes, sé que siempre puedo contar contigo, como tú puedes contar conmigo.
Siempre recordaré con cariño el día que me llevaste al concierto de Robe. Fue una experiencia especial para mí, aunque me parezca una injusticia que no pudiese aportar nada algo te devolveré en el futuro. Pídelo, por favor.

A lo largo de los años, te he visto crecer y transformarse, siempre manteniendo tu espíritu generoso y tu capacidad para hacer sentir especiales a quienes te rodean. Tu presencia en mi vida es un regalo que aprecio con gratitud infinita.

A veces, me encentro deseando que las amistades que valoro tanto duren hasta el último de mis días. Pero también sé que cometo errores, muchos de ellos inesperados, errores que nunca pensé que sería capaz de cometer. Es frustrante y doloroso darse cuenta de las fallas, sobre todo cuando lo único que deseas es conservar esas conexiones que parecen inquebrantables.

Recuerdo con especial cariño el último año de la ESO. Fue una época en la que parecía que todo se movía a un ritmo frenético: sin pausas, sin descansos. Las clases compartidas, los planes, las quedadas interminables. Cada día estaba lleno de risas, errores, y momentos que parecían no tener fin. El tiempo invertido valió la pena, porque esos recuerdos quedaron grabados en mí, como capítulos inolvidables de una historia compartida.

Siempre estaré agradecido de que, a pesar de todo, hayamos podido arreglar las cosas. Esa reconciliación me mostró lo valiosa que eres, una persona sincera que no teme hablar de lo que siente. Me enseñaste el poder del diálogo y la honestidad, dos cosas que han hecho que nuestra amistad sea más fuerte, incluso frente a mis errores.

Te juro por dios que me extendería mucho más y te dedicaría un episodio entero de infinitas páginas, pero como no me quiero poner cursi, ni que te quieras arrancar los ojos, lo dejo por aquí.

Desde algún lugar en el vasto tejido del tiempo, echándome un piti doloroso en tu honor

-Rodro

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